Por la ruta del Río Sonora
Hay más fotos, se las recomiendo, pongan continúa y para agrandarlas hagan click sobre ellas.
Estamos en Ures, Sonora, son las 10:20 el clima está muy agradable, Andrea se acaba de comer una torta de paté y yo estoy esperando los tamales de elote que se están cociendo en un puesto ubicado en plena plaza del lugar. Santiago se divierte en el kiosko, mientras aprecio los árboles que dan gran sombra a este sitio que está rodeado de algunos establecimientos así como del palacio municipal y la iglesia.
Hay algunas otras personas que parece que también hicieron un alto en su camino, se bajan del auto y graban con su videocámara a los niños, quizás también piensen recorrer como nosotros algunos pueblos del río Sonora.
Parece que hay feria porque en una de las calles que rodean a la plaza hay juegos mecánicos que en este momento, por ser tan temprano, no están funcionando.
Observamos que están haciendo preparativos también porque entregarán en unas horas más las llaves de la ciudad a Raúl Cano, beisbolista que al parecer vivió algunos años aquí en Ures. Sillas, un templete y hasta una banda se disponen para el acto.
Ures es nuestra primera parada, salimos de Hermosillo a las 8:30 y esperamos recorrer varios pueblos en esta mañana de Sábado de Gloria. Es 26 de marzo de 2005 cuando hacemos el paseo Joaquín, mi esposo, Andrea y Santiago, mis hijos de 9 y 3 años de edad y yo.
Son las 11:30 y estamos en El Molinote, muchas personas se reunieron aquí, vemos demasiados carros en la orilla de la carretera así que optamos por detenernos.
El motivo de tanta gente son los fariseos, la costumbre aquí es que los muchachos se colocan máscara de cualquier tipo de personajes, de monstruos y hasta de peluche; su atuendo lo competa la ropa de fachas y la mayoría usan de mujer.
La gente se ríe por las diabluras y ocurrencias que hacen en torno a un toro mecánico instalado muy cerca de la plaza y la iglesia.
Creo que después de un largo camino, de muchas curvas, y de decidir no llegar a Mazocahui, por los enormes topes que hay en el lugar, el hacer un alto aquí fue una buena idea.
Nos tocó ver algo tradicional, y según nos dijo un conocido maestro de la Unison que se encontró Joaquín en El Molinote, gente de poblados cercanos se viene a ver esta celebración tradicional de Semana Santa.
No conocemos exactamente su cultura pero parece que la gente se divierte, hay una vendimia donde aproveché para comprarme un pico de gallo, y también muchos señores tomando cerveza.
Momentos después los fariseos se separan del toro mecánico y dan un recorrido rápido por la calle, mucha gente les saca la vuelta porque ellos traen unas varitas de madera con la que les pegan a quien se les ponga enfrente, la verdad me tocó ver que golpearan duro a algunos muchachos, de hecho parte de ellos, sobre todo los que traían shorts o vestidos también tenían sus piernas muy lastimadas por las heridas.
La gente está reunida ahora en círculo a un costado de la parroquia, unos señores reparten varitas de madera, faltan 15 minutos para que sean las 12:00 y los fariseos están dentro de la iglesia el Señor del Retiro, saldrán para que los chicoteen.
Pensé que iba a ser igual que en el Pueblo de Buena Vista, donde yo he visto esta misma representación, ahí los fariseos dejaban al descubierto sus espaldas y ahí los golpeaban, dejando en ocasiones heridas de consideración, luego entraban hincados a la iglesia y pedían perdón a Dios por sus pecados.
Aquí no hubo eso, le dieron varitas sólo a los niños y fueron ellos quienes simbólicamente los golpearon, pasado esto regresamos al tsurito y seguimos con nuestro recorrido.
Las 12:10 y ya estamos en Baviácora, lugar fundado en 1639, nuestra parada obviamente fue en la plaza frente a las dos iglesias tradicionales, las cuales llaman mucho la atención de cualquier visitante.
Baviácora quiere decir hierba del manzo según la placa del templo de la Purísima Concepción, que también señala que la construcción de esta iglesia corresponde al siglo XVII, aunque en el siglo XIX se derrumbó parcialmente y fue reconstruida paulatinamente hasta la primera mitad del siglo XX donde se le agregó la torre central de corte modéjar con arcos ojivales dividido en cuatro cuerpos y rematada en un copulín que se antepuso a lo que fue la fachada principal originalmente lisa con sólo dos pilastras, una a cada lado del acceso que van de piso a remate, esta fachada oculta un techo a dos aguas, que sustituyó al original techo plano de terrado y viguería.
En el parquecito justo frente a las iglesias hay un busto del padre Bartolomé Castaño (1601- 1672) colocado en homenaje a los 350 años de fundar los pueblos del río de Sonora, (1639-1989) quien fue nombrado por los ópatas Padre Indio.
En otra placita contigua jugamos a la pelota con los niños, fue un buen ejercicio y sobre todo sirvió para estirar las piernas. 
Siguiente parada Aconchi, lugar reconocido por las aguas termales que se encuentran cerca y por sus muebles de madera, a este sitio ya había tenido la oportunidad de venir a hacer dos reportajes precisamente de estos temas.
La plaza está muy tranquila, hay un puesto donde venden bromas, cosas de plata y camisetas con nombres para niños y jóvenes.
En el otro extremo un establecimiento más, también provisional donde venden churros, cocteles de elote y no supe qué más.
Como en otros lugares el palacio municipal y la iglesia están en los alrededores, el kiosko luce en el centro, pero no hay muchos árboles.
Pensamos ir las aguas termales pero aparte de que tomamos un camino muy accidentado, porque hay otro mejor por San Felipe, optamos por regresar porque no quisimos exponer al tsurito y quedarnos por ahí, es que había mucha arena suelta y no era muy recomendable la rúa para los carros chicos.
Lo bueno es que lo que sí encontramos fue un río pequeño donde los niños pudieron refrescarse, aunque ya fuera del agua quedaron tiritando de frío.
El problema fue sacar a Andrea del agua, no quería irse, pero creo que aceptó porque ya todos queríamos comer.
Son las tres de la tarde y llegamos a Banámichi, estamos en un restaurant, nunca pensé que en mi viaje por estos lugares lo que comería sería una hamburguesa, pero el hambre ya me traía loca pues el tamal de elote de Ures nunca se me hizo comerlo porque no se terminaban de cocer, pensé que en nuestra siguiente parada habría muchas opciones pero no.
Hablando de opciones las de Banámichi, según nos dijo una chica que pedía cooperación para la Cruz Roja en la entrada, eran hamburguesas y tacos de cahuamanta en otro pequeño lugar, ni hablar optamos por lo primero.
Luego de comer fuimos a una plaza que está junto a la carretera y nos tomamos una fotos, pero como vimos un letrero de que la iglesia estaba del otro lado decidimos regresar, pasamos de nuevo junto al restaurant donde momentos antes estuvimos sentados y a dos callecitas ya estábamos en la plaza junto a la iglesia.
Los árboles me impresionan es el lugar que más me ha gustado sin demeritar a los otros y es que a unos pasos de ahí el panorama es bellísimo, sólo caminamos unos metros de la iglesia y tomamos un caminito en descenso, muy accidentado por cierto, por donde bajamos para ver el lugar de cerca.
Hay un plantío y para cruzarlo tenemos que pasar por un puentecito de madera que permite atravesar un canalito que aunque angosto lleva una corriente de agua impresiontante. No puedo evitarlo y pido a Joaquín y a Santiago sean modelos para la fotografía, pónganse ahí les digo y se sientan en el puentecito de madera.
Clic la primera foto, me preparo para tomar la segunda en otro encuadre cuando veo pasar a mi izquierda uno de los tenis de Santiaguito.
Nooooooo.
Ni hablar se lo llevó la corriente y ni cómo recuperarlo iba rapidísimo, a fin de cuentas optamos por dejar el otro ahí, para qué lo queríamos. Mejor lo puse en el pico de una tabla y le tomé una foto junto al canalito, la titulé lo que la corriente se llevó, jaja.
Lástima.
Luego de este incidente y de varias fotografías más nos retiramos del lugar con rumbo a Arizpe que se encuentra a poco más de 40 kilómetros de ahí.
El camino de Banámichi a Arizpe tiene muchas curvas al igual que el de Ures a Mazocahui, pero también tiene increíbles paisajes, tanto que no pudimos resistir la tentación y nos paramos a captar el panorama con la cámara digital. Primero Joaquín con los niños, luego Andrea y por último la niña que ya hace sus pininos nos tomó otras a Joaquín, Sanitiago y a mí.
En realidad fue más el tiempo que estuvimos en el camino que el que duramos en Arizpe, la verdad eran casi las 5:30 cuando llegamos y sólo visitamos la iglesia, que también es antiquísima y la plaza con su recocida y alta construcción de ladrillos que sostienen un reloj en el centro.
Otro detalle que nos llamó la atención es que no se ve el lugar de lejos, cuando menos piensas hay una curva y aparecen ante ti algunas casas, volteas hacia debajo de la carretera y hay más, momentos antes nos preguntábamos cuándo llegaríamos.
Un punto más a resaltar para los que estamos acostumbrados a vivir en el valle o desierto es la construcción de los techos que son los adecuados para las nevadas, de hecho aquí ya comenzamos a sentir frío, contrario al resto de los lugares que aunque no hacía calor tampoco frío, el clima estaba templado y muy agradable, pero en Arizpe se siente ya un aire diferente, Cananea está a poco más de 100 kilómetros de esta ciudad y por la cercanía es obvio pensar entonces que aquí también nieva.
Retomando el detalle de la iglesia fue una de las que más me impresionó al igual que la de Baviácora, pero en ésta el tipo de construcción de ladrillos la hace más imponente, así como sus puertas de madera, ojalá algún día puedan visitarla. También data del siglo XVII.
Emprendemos la retirada y después del rodar y rodar de las llantas llegamos a la casa a las 10 de la noche.
