Iván parte V
(Ver las primeras cuatro partes en Tema: Historias)
...Es el tercer día que vivimos en el condominio, no ha sido nada fácil, la primer noche fue tremenda, aparte del calorón que nos hizo sacar todos los colchones a la entrada, estaban los desgraciados moscos, los cuales nos traían locos, así que soportamos unas dos o tres horas y ahí vamos de vuelta con todo y colchones. Al siguiente día llovió, a pesar del viento y lo helado de la lluvia, ni Clara ni yo la pensamos para darnos una buena bañada, bueno ni tan buena, pero algo es algo.
Hoy nos animamos a salir en el carro a ver en qué condiciones quedó nuestra casa. Conforme transitamos cada cuadra nunca nos imaginamos ver tal cosa: la carretera está verde por todas las hojas caídas, nos asustamos un poco porque en el recorrido nos hemos encontrado con varios árboles encima de los cables de la luz a punto de caer, pero nos gana la curiosidad y seguimos.
Es una lástima, las llamadas "trailas" son las más dañadas, hay árboles encima de ellas, ventanas quebradas, paredes levantadas y algunas totalmente destruidas.
Miren ése árbol ahí, es viejísimo y enorme, fue arrancado de raíz. ¡Oh no, los muelles!!!!, no quedó ni uno en la orilla de la playa, todos están repartido por varias cuadras.
Al fin después del no muy agradable panorama llegamos a nuestra casa, no pudimos entrar con el auto porque nos lo impidieron tres árboles derribados, recorrimos a pie el trayecto que nos faltaba.
¡Bendito sea Dios!, ni agua le entró, no sé si fue por la extrema precaución al ser todos "primerizos" en cuestión de huracanes, pero no pasó nada en ella. Empezamos esa tarde la "labor de limpieza", la cual duraría tres días, nada más para el frente.
Algunos negocios del centro de la ciudad no fueron tan afortunados, lo digo ahora que hemos decidido transitar también por ahí. Tenemos la boca abierta, porque a pesar de que muchos de ellos fueron reforzados con madera, no aguantaron la fuerza de Iván.
¡No, no puede ser!, el buffet de pizzas, al que nos encanta ir, está semidestruido, en distintas cuadras se pueden ver las mesas, sillas, hasta charolas de este restaurante tiradas en la calle. Walmart quedó sin nombre, jeje, eso sí nos dio risa, fue lamentable pero se ve muy chistoso. La estructura de varias gasolineras se vino abajo, en fin, son poquísimos los negocios que se ven sin daño.
Nos enteramos también que la carretera que conduce a Gulf-shores, la playa principal, está cerrada, dicen que el daño fue total en cuanto a las casas que había alrededor pues fue azotada por el ojo del huracán, arrancó semáforos y explotaron varios transformadores eléctricos, ¿cuánto tardará en recuperar la belleza?.
Ante estas noticias y las imágenes que aparecían cada vez más deprimentes ante nuestros ojos, mis roomates y yo nos devolvimos rápido al condominio por miedo a que se nos acabara la gasolina y ni esperanzas de que nos vendieran.
Al llegar comenzamos a cuestionarnos y ¿qué onda con la chamba?, ¿qué irá a pasar?, ¿qué tan dañada estará la planta?, como no hay paso hacia allá, nadie sabía nada.
Hasta hoy, un día después de preguntarnos precisamente por nuestro trabajo nos dicen que el daño es suficiente como para no trabajar en dos o tres semanas. ¿qué vamos a hacer? Hay un viaje planeado para México y lo aprovecharemos, pero no nos salvamos de que nos llamaran para ayudar en la limpieza.
Vaya que este lugar necesita limpieza, el agua alcanzó en algunas zonas, hasta un metro de altura, trajeron unas aspiradoras especiales y eso está ayudando a eliminar también los treinta centímetros de lodo. Ahora, a lavar paredes, ni modo.
Hace cinco días que todo pasó, hemos hecho una fiesta para celebrar que hemos recobrado todos los servicios, hay papitas, cacahuates, refrescos, entre otras cosas, poco a poco todo vuelve a la normalidad, ya no nos bañaremos con toallitas de bebé, ni tendremos que ir al baño hasta la bodega, se acabaron las linternas y las velas para alumbrar por la noche, el dormir afuera o en los sillones, el comer sandwiches, tortas, etc., y en platos desechables. ¡Gracias a Dios!
...Es el tercer día que vivimos en el condominio, no ha sido nada fácil, la primer noche fue tremenda, aparte del calorón que nos hizo sacar todos los colchones a la entrada, estaban los desgraciados moscos, los cuales nos traían locos, así que soportamos unas dos o tres horas y ahí vamos de vuelta con todo y colchones. Al siguiente día llovió, a pesar del viento y lo helado de la lluvia, ni Clara ni yo la pensamos para darnos una buena bañada, bueno ni tan buena, pero algo es algo.
Hoy nos animamos a salir en el carro a ver en qué condiciones quedó nuestra casa. Conforme transitamos cada cuadra nunca nos imaginamos ver tal cosa: la carretera está verde por todas las hojas caídas, nos asustamos un poco porque en el recorrido nos hemos encontrado con varios árboles encima de los cables de la luz a punto de caer, pero nos gana la curiosidad y seguimos.
Es una lástima, las llamadas "trailas" son las más dañadas, hay árboles encima de ellas, ventanas quebradas, paredes levantadas y algunas totalmente destruidas.
Miren ése árbol ahí, es viejísimo y enorme, fue arrancado de raíz. ¡Oh no, los muelles!!!!, no quedó ni uno en la orilla de la playa, todos están repartido por varias cuadras.
Al fin después del no muy agradable panorama llegamos a nuestra casa, no pudimos entrar con el auto porque nos lo impidieron tres árboles derribados, recorrimos a pie el trayecto que nos faltaba.
¡Bendito sea Dios!, ni agua le entró, no sé si fue por la extrema precaución al ser todos "primerizos" en cuestión de huracanes, pero no pasó nada en ella. Empezamos esa tarde la "labor de limpieza", la cual duraría tres días, nada más para el frente.
Algunos negocios del centro de la ciudad no fueron tan afortunados, lo digo ahora que hemos decidido transitar también por ahí. Tenemos la boca abierta, porque a pesar de que muchos de ellos fueron reforzados con madera, no aguantaron la fuerza de Iván.
¡No, no puede ser!, el buffet de pizzas, al que nos encanta ir, está semidestruido, en distintas cuadras se pueden ver las mesas, sillas, hasta charolas de este restaurante tiradas en la calle. Walmart quedó sin nombre, jeje, eso sí nos dio risa, fue lamentable pero se ve muy chistoso. La estructura de varias gasolineras se vino abajo, en fin, son poquísimos los negocios que se ven sin daño.
Nos enteramos también que la carretera que conduce a Gulf-shores, la playa principal, está cerrada, dicen que el daño fue total en cuanto a las casas que había alrededor pues fue azotada por el ojo del huracán, arrancó semáforos y explotaron varios transformadores eléctricos, ¿cuánto tardará en recuperar la belleza?.
Ante estas noticias y las imágenes que aparecían cada vez más deprimentes ante nuestros ojos, mis roomates y yo nos devolvimos rápido al condominio por miedo a que se nos acabara la gasolina y ni esperanzas de que nos vendieran.
Al llegar comenzamos a cuestionarnos y ¿qué onda con la chamba?, ¿qué irá a pasar?, ¿qué tan dañada estará la planta?, como no hay paso hacia allá, nadie sabía nada.
Hasta hoy, un día después de preguntarnos precisamente por nuestro trabajo nos dicen que el daño es suficiente como para no trabajar en dos o tres semanas. ¿qué vamos a hacer? Hay un viaje planeado para México y lo aprovecharemos, pero no nos salvamos de que nos llamaran para ayudar en la limpieza.
Vaya que este lugar necesita limpieza, el agua alcanzó en algunas zonas, hasta un metro de altura, trajeron unas aspiradoras especiales y eso está ayudando a eliminar también los treinta centímetros de lodo. Ahora, a lavar paredes, ni modo.
Hace cinco días que todo pasó, hemos hecho una fiesta para celebrar que hemos recobrado todos los servicios, hay papitas, cacahuates, refrescos, entre otras cosas, poco a poco todo vuelve a la normalidad, ya no nos bañaremos con toallitas de bebé, ni tendremos que ir al baño hasta la bodega, se acabaron las linternas y las velas para alumbrar por la noche, el dormir afuera o en los sillones, el comer sandwiches, tortas, etc., y en platos desechables. ¡Gracias a Dios!
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