Añoranza
Después de que te fuiste salí muchas veces al balcón de nuestra casa, la que con tanta ilusión construimos junto al lago, y me parecía verte ya en las nubes. El color rojizo del atardecer me recordaba mi corazón que aún palpitaba de amor por ti, que aún encendía mi cuerpo de pasión por ti.
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Hilda -