Lo que a mí se me ocurrió
Ayer que llegué al trabajo después de comer, me encontré con mis compañeros de trabajo Hilda y Jesús que ya me esperaban con un ejercicio de palabras. En un recado en mi escritorio me pedían: "Haz un cuento con estas palabras, cuyo significado sólo conocemos nosotros. El chiste es que hagas la historia de lo que te imagines que es: Churimanchopo, Aspiriñaki, Kurika, Talopardo, Cumichi, Paloguagua, Cochitecos, Guaguapalotlán, Zolipanto, Pestozudo, Ruflus, Guadilinico, Uxufritosos, Zacandinga y Robatoxina efervescente".
Y esto fue lo que se me ocurrió, a ver a ustedes a qué les suenan estas palabras salidas de la imaginación de mis compañeros.
Aparición
Por Aleyda Gutiérrez
Churimanchopo es el nombre de un pequeño pueblo enclavado en la sierra de Sonora. Al norte de este poblado, de tan sólo 400 habitantes, pasa el río Aspiriñaki, centro de atracción sobre todo en el verano, que es cuando niños y adultos acuden a darse un chapuzón casi a diario.
Kiruka y Talopardo son la vaca y el toro de Cutberto Miguel Chilota, a quien todos de cariño le dicen Cumichi, por las sílabas iniciales de sus nombres y apellido. Ese día 5 de mayo había llevado a sus animales a pastar cerca del río, cuando de repente vio que del agua salía un Paloguagua, pez de colores muy pocas veces visto en ese lugar y al que los habitantes daban poderes curativos.
Los cochitecos eran los antepasados de los pobladores de Churimanchopo, según estos indígenas de antaño los ojos, aletas y boca del pez cocidos en agua con sal podían curar cualquier enfermedad mortal.
Según se dice fueron los habitantes de Guaguapalotlán y Zolipanto, asentados a escasos kilómetros de ahí quienes casi acaban con esta especie de peces, a los cuales ahora era muy raro verlos salir a la superficie del río.
Pestozudo corrió a avisarle a su mujer, arreó a la vaca y al toro y llamó a su perro Ruflus para que lo siguiera.
Gaudilinico, el brujo del pueblo había diagnosticado que su esposa ya no tenía cura del mal estomacal que la aquejaba desde hacía un año, le calmaba los dolores con uxufritosos, hongos que crecían en los alrededores y le daba friegas en la piel con zacandinga, decía que con esta hierba lograría retrasar su muerte, pero sabía que eso ya era inevitable pues la pobre mujer no se aliviaba ni con la Robatoxina efervescente que le había recetado el matasanos que fue a verla.
Cuando Cutberto el Cumuchi llegó para avisarle que había visto el pez que podría curarla ya Gaudilinico le cerraba los ojos pa siempre.""
Y esto fue lo que se me ocurrió, a ver a ustedes a qué les suenan estas palabras salidas de la imaginación de mis compañeros.
Aparición
Por Aleyda Gutiérrez
Churimanchopo es el nombre de un pequeño pueblo enclavado en la sierra de Sonora. Al norte de este poblado, de tan sólo 400 habitantes, pasa el río Aspiriñaki, centro de atracción sobre todo en el verano, que es cuando niños y adultos acuden a darse un chapuzón casi a diario.
Kiruka y Talopardo son la vaca y el toro de Cutberto Miguel Chilota, a quien todos de cariño le dicen Cumichi, por las sílabas iniciales de sus nombres y apellido. Ese día 5 de mayo había llevado a sus animales a pastar cerca del río, cuando de repente vio que del agua salía un Paloguagua, pez de colores muy pocas veces visto en ese lugar y al que los habitantes daban poderes curativos.
Los cochitecos eran los antepasados de los pobladores de Churimanchopo, según estos indígenas de antaño los ojos, aletas y boca del pez cocidos en agua con sal podían curar cualquier enfermedad mortal.
Según se dice fueron los habitantes de Guaguapalotlán y Zolipanto, asentados a escasos kilómetros de ahí quienes casi acaban con esta especie de peces, a los cuales ahora era muy raro verlos salir a la superficie del río.
Pestozudo corrió a avisarle a su mujer, arreó a la vaca y al toro y llamó a su perro Ruflus para que lo siguiera.
Gaudilinico, el brujo del pueblo había diagnosticado que su esposa ya no tenía cura del mal estomacal que la aquejaba desde hacía un año, le calmaba los dolores con uxufritosos, hongos que crecían en los alrededores y le daba friegas en la piel con zacandinga, decía que con esta hierba lograría retrasar su muerte, pero sabía que eso ya era inevitable pues la pobre mujer no se aliviaba ni con la Robatoxina efervescente que le había recetado el matasanos que fue a verla.
Cuando Cutberto el Cumuchi llegó para avisarle que había visto el pez que podría curarla ya Gaudilinico le cerraba los ojos pa siempre.""
4 comentarios
Alvaro -
sergio -
Lenon -
Hilda -
Pero me parece muy interesante la forma en que podemos abordar los temas y crear literatura lógica y a la vez fantástica a través de palabras inventadas qeu cobran un significado dentro de la imaginación de quien se atreva a crear sin miedo a equivocarse.
Haremos ejercicios de estos más seguido para fomentar el divertirnos, escribir, leer, pasar un momento agradable y demás cosas que puedan ocurrir como consecuencia.