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Hasta siempre...

Hasta siempre... Cuando entré a trabajar al periódico Cambio, hace casi 8 años, me entrevisté con el director y me aceptó para el puesto de encargada de cables de agencias de noticias del turno vespertino.
Me pidió que acudiera al día siguiente, y yo abusando de lo bien que se portó conmigo le solicité ir hasta el lunes (ese día era viernes) para poder ir a Obregón a ver a mi papá que estaba muy enfermo, él accedió de inmediato, y a la vuelta, después de haber enterrado a mi progenitor ese fin de semana, cuando me presenté a laborar me preguntó por él, incluso me dijo que si no me sentía bien que me fuera, que regresara después.
Ese gesto, quizás nunca se lo comenté, se lo agradecí siempre.
Ahora es él quien se ha ido. Deja una huella en el ámbito del periodismo y gratos recuerdos a quienes tuvimos la oportunidad de tratarlo. Fue por 10 años director de esta casa editorial, poco antes del aniversario fue la última vez que muchos de nosotros lo vimos con vida, se presentó para tomarse la foto con el resto del personal, con su camiseta de Cambio bien puesta.
Tuve varias charlas interesantes con él, muy ilustrativas y también me apoyó en algunos proyectos, se queda conmigo su recuerdo. Descanse en paz don Rodolfo Barraza González.

2 comentarios

Hilda -

El día que me llamaron a mi casa para decirme que me presentara a una entrevista en Cambio me puse muy nerviosa. Subí a la oficina del Sr. Barraza y cuando entré lo saludé con una sonrisota, de esas que rara vez expreso, nunca antes había visto su cara y cuando él levantó su rostro para saludarme y sonreirme también, uf, sentí mucho alivio, platicó conmigo más que entrevistarme, hablamos de la literatura y yo me sentía como pez en el agua.
Sin más premabulos me dijo que estaría 28 días a prueba si yo aceptaba, le dije que sí y al día siguiente, 21 de marzo de 2002 me presenté a trabajar. Mes y medio después aprox. quise renunciar porque lo que hacía no me gustaba, hablé con él, me tranquilizó y me dijo que un periodista no se hace de un día para otro. Lo intenté de nuevo pero mi idea de irme era segura. Me cambiaron a la Revista Dominical, donde tengo ya dos años laborando, gracias a don Rodolfo que vio en mí un potencial que yo misma no había visto y aquí sigo, siento algo extraño que no sé explicar al saber que murió, pero en cierta forma sé que ha dejado de sufrir esos dolores terrenos a los que el ser humano tanto teme.

Hilda -

Era un gran ser humano, del que aprendí lo que pude en este tiempo.